Pensaste que hasta dentro de mucho no te pasaría, que después de todo lo que habías vivido no habría nada que lo superase, que nunca podrías salir de ahí. Te veías encajada, estabas en un pozo en el que pensaste que nunca lograrías salir, que nunca podrías superar. Y una vez viste que podías, que eras más fuerte de lo que pensabas y que estabas mejor que nunca te prometiste que nunca más volverías ha depender de alguien, que serías feliz viviendo tu vida con tus amigos, sin dar explicaciones, haciendo lo que te apetece en cada momento y viviendo por y para ti.
Después te hiciste a la idea de que nunca más volverías a llorar, que jamas volverías a luchar por alguien, no volverías a cambiar nada por nadie y nunca en la vida te arrastrarías por nadie.
Decidiste que era mejor cuando pasabas de todo, cuando parecía que todo te daba igual, cuando tenias esa coraza que conseguía hacerte más fuerte o por lo menos parecerlo.
Pero no todas las promesas pueden cumplirse y menos algunas como esta.
Es verdad, sigo pensando que no debería hacer muchas de las cosas que hice, porque no, no quiero pasarlo mal, no quiero volver a sufrir, no creo que lo merezca, pero también pienso que hay momentos y sentimientos inevitables, y que sí, puede que salga mal otra vez o puede que no, pero si no arriesgas nunca podrás ganar, si no pones todo tu empeño en algo que piensas que merece la pena nunca saldrá bien. Por lo que creo que debemos luchar siempre por todo aquello que sintamos que merece la pena, y aunque nos caigamos 100 veces nos levantaremos 101, y cada vez seremos más fuertes. No creo que el miedo deba poder con nuestros sentimientos. Porque como dicen, el pasado es el pasado y para lograr vivir tu presente deberás dejar atrás no solo todo lo que te hizo sufrir si no todos los miedos que no te permitan dar todo de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario